viernes, 15 de diciembre de 2006

La navidad apesta (the christmas sucks)


Estimados sociólos:


Habéis visto el anuncio navideño de "el corte inglés" (que yo todavía no sé que tiene de inglés. Debería llamarse "el corte" a secas, aunque quedaría un poco tosco y seco); es una oda a la autentica navidad, esa que inventaron las empresas para sajarnos un poco más la cuenta de crédito.



El lema es sencillo: consume, consume, consume; y cuando te reviente la cabeza y mueras debido a este odioso frenesí "navideño", no nos salpiques, deja tu herencia para que otros consuman por tí.




Espero que nos os dejéis llevar por la publicidad y, aunque paséis buenas fiestas (que es menester), no os pongaís a comprar porque sí; sólo porque lo diga la tele (que ya sois mayorcitos para creer en las noticias de Antena 3).


Os aporto algo interesante, espero: (leedlo, no seaís vagos)


"De unas vacaciones a las siguientes hay una eternidad, así que nos hemos buscado distintas cosas que celebrar. El día de la Comunidad, el santo patrón de nuestra ciudad, nuestro cumpleaños, la Navidad o el Día del Trabajo. Son pequeños homenajes a nosotros mismos que solemos celebrar con los demás. Es saludable y civilizado; por una parte rompemos la rutina y, por otra, compartimos nuestra alegría con otras personas. Pero hay muchas formas de celebrar y de compartir, unas más personales y otras más materiales. A veces no recordamos que lo más importante de las fiestas es compartir y no mostrar lo mucho que tenemos o que podemos comprar.



Parece que nos alegramos más del cumpleaños de un amigo o de un hijo si se prepara mucha comida y mucha bebida. Además, esa comida y esa bebida suelen servirse en vasos y platos, y con cubiertos, manteles y servilletas desechables, casi siempre de colores y con dibujos. Es decir un montón de papel y de plástico que sólo se utilizará una vez y con ellos irán a cualquier vertedero un montón de materias primas derrochadas, tintas y otras sustancias contaminantes y una buena dosis de energía utilizada en la fabricación de estos elementos. La Navidad es, sin duda, el momento del año en que somos, casi por encima de todo, consumidores.



Un paseo por el centro de cualquier ciudad en el que nos situemos como si fuéramos una estatua observando los movimientos y escuchando las conversaciones de la gente es un buen ejercicio para comprobarlo. Quizás ya no lo recordemos pero la Navidad es una fiesta religiosa en la que los creyentes celebran el nacimiento de un niño en el lugar más pobre y de la manera más humilde que se pueda imaginar. Para los no creyentes la Navidad no es más que unos días festivos en los que no hay que ir a trabajar.



Pero a todos, sin pedirnos permiso, todos los años, durante más de un mes, la Navidad no sólo nos espera en la calle sino que, además se nos mete en casa. Bueno, en realidad no es la Navidad lo que nos persigue sino el consumo navideño que es otra cosa y que poco tiene que ver con el humilde portal de Belén. ¿Cómo puede ser que el besugo valga un día x y a la semana siguiente suba al doble?, ¿es normal que todos queramos comer langostinos el mismo día?, ¿cómo es que a todos nos hacen falta un jersey y un abrigo nuevos al mismo tiempo?



Los ayuntamientos que durante todo el año se quejan de tener poco dinero no parece que calculen lo que les va a costar llenar la ciudad de bombillas y cómo será la factura de la luz que pagarán con nuestro dinero. Mientras, las calles se llenan de músicas celestiales y los escaparates de colores que atraerán nuestras miradas hacia cosas que muchas veces no necesitamos. Una de las que no necesitamos pero siempre nos gusta es el turrón; de yema, de Jijona, de Alicante, guirlache o mazapán; pero ahora también de chocolate, de coco, con brandy y nuevas variedades que aparecen cada año; de la misma manera que cada año, las pastillas son un poco más pequeñas y la caja un poco más grande. Todas las cajas son un poco más grandes en Navidad, todo lleva una capa más de celofán y hasta al salchichón se le puede poner un lazo de colores. Parece que cuánto más pequeño es el regalo más grande es el envase y más embalaje hay que ponerle.



Los niños son el principal objetivo de la publicidad y el marketing navideño. Muchos padres pagarían porque se estropeara la tele a la hora de los anuncios que rodean a los programas infantiles de la tele porque saben que durante la Navidad la palabra más oída en la casa será “¿me comprarás...?”. Por si fuera poco, cada vez dura más la Navidad; empieza cuando todavía falta más de un mes y las tiendas permanecen abiertas mientras quede una sola persona por la calle buscando el videojuego que anuncian en televisión. Además aparecen celebraciones y costumbres que no sabemos de dónde han salido. Para muchos no había más noche mágica que la del 5 de enero pero los padres de hoy ven aparecer a Papá Noël o Santa Claus en un trineo tirado por renos y a los pocos días no les queda más remedio que poner comida para los camellos de los reyes magos. ¡Cualquiera les explica a los niños que por donde pasa un reno no puede pasar un camello!



Lo último en llegarnos, para alegría de las tiendas de lencería, es la costumbre de llevar ropa interior de color rojo en nochevieja, pensando que si no compramos alguna pieza de este color nos esperan 365 días de desgracias. Ya no nos acordamos que la pasada nochevieja también lo hicimos y durante el año ha habido de todo: días felices y otros menos. Debe ser cosa del mercado único y el mundo global pero si a un español le coge la Nochevieja en Egipto e insiste en comer 12 uvas, más de un egipcio va a pensar que estamos locos, a pesar de que también ellos hayan empezado a poner espumillón y bolas brillantes por las calles.



Se supone que en Navidad se trata de celebrar la humildad, la paz y la fraternidad, pero ni nos acordamos de los humildes, ni pensamos en todos los lugares donde hay guerra ni nos sentimos de aquellos que jamás recibirán una cesta llena de botellas y turrones. De repente todos somos más ricos de lo que éramos y empieza la gran fiesta del consumo. No nos importa derrochar, ya no pensamos en los envases ni en el ahorro energético y no nos acordamos de quel vertedero que no queremos pero que llenamos de residuos, entre otras cosas, con el árbol, el muérdago y el acebo que tan tranquilos estaban en sus bosques hasta que a nosotros nos ha dado por llenarnos de símbolos de paz en vez de paz de verdad" (Fuente: Extracto del libro "Consumo sostenible" de Pilar Comín y Bet Font. Editorial Icaria / Milenrama).


Al final, ocurra lo que ocurra y hagamos lo que hagamos, estamos de vacaciones y no hay que ir a la facultad.


Feliz navidad a todos/as.





No llores chaval, que bicho malo nunca muere... (excepto pinochet) y a este individuo (cuya imagen actual acuñó coca-cola) lo resucitan las multinacionales todos los años por las mismas fechas.


Lo dicho, a ser felices...

fdo: Juan Francisco Cano Loro








8 comentarios:

Anónimo dijo...

Siento haber puesto las letras del artículo en granante,así no se ve ni un pimiento (verde o amarillo se sobreentiende). Si teneis problemas de vista y esto lo empeora hasta el punto de necesitar asistencia médica especializada, los gastos corren a cuenta de la Universidad de la vida.

Anónimo dijo...

Y os preguntaréis ¿Qué granante?

pues yo también.
lo que hacen los porros de vital herbs... sacadles tarjeta roja

Anónimo dijo...

menuda mierda de publicación

¿a esto te dedicas?

Anónimo dijo...

Q buen artículo!!todo el mundo deberia d leerlo y dejar d comprar tanta mierda y tanto consumir joder. Estoy hasta las narices de tanta lucecita y villancico. Q tengais una feliz Falsa Navidad!!es decir, unas buenas vacaciones

Anónimo dijo...

si en realidad todo es una excusa para ponerse hasta el culo... y después de machacarte mil anuncios se hacen los caritativos y te dicen "q kieres conseguir con el alcohol" pasarlo bien, ser felices

puebloppd dijo...

DESDE CHILE:

A propósito de la Navidad...

"Hace tiempo que no sentía un “Ambiente Navideño” tan confuso...
Los noticieros de antaño difundiendo costumbres extranjeras (y a veces nuestras)
Inundando nuestras pantallas de T.V. con viejos pascueros, papás noel, santas claus, renos, campanas, trineos, nieve (de la verdadera y la otra)...
Mitos, leyendas, Rojo-Verde-Blanco-Dorado
Niños pobres sin regalos, empresarios ricos entregando limosnas, familias solidarias compartiendo lo poco, el Hogar de Cristo y Correos de Chile con sus campañas de juguetes, los curas, los animadores de t.v., futbolistas, ofertas 2 por 1 , lleve hoy y endéudese mañana
Cuba censurando al viejo pascuero, Rusia con viejo pascuero, tío sam vestido de viejo pascuero...y mas y mas y mas...

Pero hoy siento algo distinto en el ambiente : La muerte del dictador un 10 de Diciembre ,una semana después de la Teletón , que es como nuestra pre-navidad, me hace ver Chile un poco diferente, sinceramente en mi fuero interno siempre creí que moriría antes que Pinochet, sin duda mis años de juventud, al igual que de cientos de miles de chilenos, no fueron exentos de riesgos, en los gloriosos años 80 vivíamos la Cultura de la Muerte, pero con ganas, con verdades, con transparencia, con luchas, sueños y energía juvenil .El objetivo era claro y poníamos todo nuestro empeño en lograrlo.

Hoy, pese a la alegría de la desaparición física del responsable de tanto dolor para nuestro Pueblo, queda ese sabor amargo de saber que murió de viejo, en impunidad y llevándose al infierno secretos tan valiosos para los familiares de los Detenidos Desaparecidos.
Ayer vecinos de Las Condes aprueban cambiar a una importante Avenida de su comuna el nombre por Presidente Pinochet...entonces ¿De qué reconciliación estamos hablando?

Considerando nuestra realidad como sociedad, con la pena que esto significa, ya estoy que le digo a mi hija de 5 años que el Viejo Pascuero no existe...que son los papás los que compran los regalos y que pese a que sueña con una muñeca que vio en la tele, no voy a endeudarme, porque mi contrato a Honorarios vence el 31 de Diciembre y no tengo certeza que me lo renueven."

Valeria Bustos A
Consejera Nacional PPD

sociopatas dijo...

Tu historia es interesante, pero básicamente está igual en tu blog.

Por favor Valeria Bustos Arriagada, ¡No al Spam!.

Anónimo dijo...

Estimada Valeria Bustos Arriagada:

Me gusta tu historia y tu blog.

Nunca dejes que tu hija no aprecie el valor de las cosas (eso es lo que sucede con la navidad y las figuras de Santa Claus y/o los Reyes Magos).

Suerte :)