Sociópatas de honor: Sara

Hoy le ha tocado el turno a nuestra querida compañera Sara, una de las pocas "charritas" de esta nuestra clase.

Empecemos con una curiosa a la par que estremecedora anécdota:

Conocí a Sara (vamos que hablé con ella por primera) un jueves de hace un par de años. Estaba con David en una de nuestras escapadas erótico-festivas cuando decidimos hacer una incursión en La Imprenta...

Fue allí cuando una chica con el pelo teñido de rojo (acompañada de una amiga que ahora no recuerdo) me espetó: ¡a ti te conozco! ¡tú eres ese de la clase que tiene pinta de ser el típico delegado!. Inmediatamente la mandé a la mierda, aunque la verdad es que no equivocó en su pronóstico; pese a ese mal comienzo estuvimos un buen rato charlando al tiempo que el Calimocho y el humo "dulzón" de La Imprenta hacía efecto en nuestro sistema locomotor, y la verdad es que me acabó cayendo bien.

Y así es como la conocí, quién me iba a decir que esa chica que me pegó un buen "palito" (como bien sabe David) acabaría siendo una de mis mejores amigas de la facultad. Sara es un poco gótica, con todo lo que eso conlleva de peculiar para un chico que se pasó toda su vida pululando por los Salesianos, y aunque es un poco locuela es un sol de niña y como es un poco gambitera (que no para por casa) es una gran sociópata.

Además es junto conmigo la única salmantina del "núcleo sociópata" y ya por ello se merece mi respeto.

Por ello, este artículo va por ti, querida Sara.